En los talleres de escritura que dicto hablamos mucho sobre lo que necesita tener un libro para ser un buen libro. Un buen libro es el que te deja más preguntas que respuestas. Y cuando lo cerrás te queda la sensación de necesitar pensar en lo que leíste, y en todas las dudas que te generó. Porque dudar de todo es ser curioso. Y la curiosidad es la mejor amiga de la inteligencia. (Aunque los envidiosos digan que mató al gato)...
En este caso te propongo que las dudas sean el recurso literario de todo tu escrito, Los recursos literarios son una de las herramientas más importantes para un escritor. Porque potencian al texto. Porque le dan una identidad, lo diferencian de todos los demás textos que existen. Tu recurso literario ahora son las preguntas.
Intentá ir más allá de lo cliché, en la medida de lo posible.
No le preguntes por qué te lastimó, no le preguntes por qué te quiso.
Preguntale si alguna vez le quito el sueño saber que se convirtió en tu mayor pesadilla.
Preguntale si le fue fácil quererte, y si tiene en algún lugar el mapa o el camino para indicarle a los otros cómo quererte: a los otros que nunca pudieron llegar a hacerlo tan bien.
Mentira, esas se me ocurrieron a mí. Vos crea las tuyas.
Pero acordate, andá más allá de lo cliché. Sé específico. La vida se juega en los pequeños detalles.
¡Éxitos!